En casos extremos, los aeropuertos o las estaciones de tren suelen ser una opción a considerar, ya que en teoría uno no debería encontrar trabas por pasar una noche en estos espacios públicos. Sin embargo, los viajeros de todo el mundo se han organizado para crear redes de solidaridad como Hospitality Club o couchsurfing, que aunque a priori son buenas ideas, no dejan de tener sus riesgos.
Logo de Hospitality Club |
Se forma íntegramente por voluntarios que buscan el intercambio cultural y la experiencia de viajar de forma no turística.
Acoger o ser acogido por un desconocido en un país extranjero puede parecer peligroso, por lo que el Hospitality Club cuenta con unas normas de seguridad básicas: se debe aportar siempre el nombre real y el número de pasaporte con el objetivo de evitar suplantaciones de personalidad. Pero la clave es la interacción entre los miembros: todos deben comentar el perfil de sus anfitriones o invitados para dar a conocer experiencias anteriores y evitar malos tragos.
Por supuesto, ser miembro de este club no implica ninguna obligación. Se puede rechazar a un huésped o a un anfitrión una vez contactados sin tener que alegar ninguna razón.
Este club fue fundado en el año 2000 por un joven alemán llamado Veit Kühne, el cual está actualmente haciendo autoestop por el mundo para conseguir que su particular club llegue al millón de usuarios. En 2005 contaba ya con más de 53.000 miembros en 185 países.
Logo del sistema " couchsurfing" |
El sistema de interacción entre los miembros es igual que en Hospitality Club, añadiendo un plus de fiabilidad mediante conexiones de amigos, referencias y vouches (valoraciones positivas, una especie de "Me gusta" de Facebook).
Además de recursos para viajeros, el sistema couchsurfing permite a los miembros que vivan en la misma ciudad organizar eventos como prácticas de idiomas o reuniones lúdicas.
Tanto HospitalityClub como CouchSurfing son empresas sin ánimo de lucro mantenidas por voluntarios. O por lo menos, CouchSurfing lo eran hasta este agosto, en el que la organización ha recibido financiación privada con valor de 7'6 millones de dólares. Los inversores en cuestión son VC Benchmark Capital y Omidyar Ventures (éstos últimos también financian proyectos como Wikimedia o Creative Commons). Los fundadores de CouchSurfing explican que la participación seguirá siendo gratuita, y que el dinero se empleará en contratar empleados para cuestiones técnicas: "es difícil encontrar ingenieros que trabajen con nosotros porque no pagamos bien", declara uno de sus fundadores, Daniel Hoffer.
Esta financiación ha hecho que la organización pase a ser una B Corporation, que es una calificación reciente en Estados Unidos cuyo objetivo es permitir que las empresas sin ánimo de lucro funcionen como tales, pero estando reguladas por un supervisor que se encarga de que sigan teniendo buenas intenciones con el paso del tiempo.
Con esta novedad, el responsable de CouchSurfing pretende mejorar el servicio, desarrollando una aplicación para telefonía móvil y saliendo a Bolsa. La inversión también significa que tendrán publicidad, pero Hoffer ha prometido que no será "molesta".
Imagen: CouchSurfing |
Estas dos organizaciones son las más populares en cuanto a número de usuarios, pero existen muchas más cuyo funcionamiento es prácticamente el mismo. Es el caso de GlobalFreeloaders, HomeStay Web, o Stay4Free
Este sistema es económico e interesante a nivel cultural, pero no se puede olvidar que tiene sus riesgos. Un ejemplo de ello es el caso de "EJ", una chica que utilizó AirBnB, un sistema muy similar a los anteriormente mencionados, y que denunció en su blog que los huéspedes habían destrozado totalmente su casa y la habían robado mientras ella estaba de viaje. La empresa responsable ha anunciado que pondrá en marcha un sistema de seguros pero, como las demás organizaciones que se basan en la confianza en el ser humano, no parece tener muy claro cómo debe reaccionar ante estos casos. Casos que, por otro lado,son bastante previsibles.
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